Para la mayoría de los conductores llega el periodo del año en el que más uso van a dar a su automóvil.
Conviene, por tanto, revisar los elementos principales para evitar sustos o averías.
Lo mejor es dejar el coche en manos de un taller especializado. Si toca pasar revisión anual, se puede adelantar unas semanas para llevarlo con la puesta a punto reciente. Si el coche es relativamente nuevo, aunque no es previsible que dé problemas, siempre es importante prestar atención a varios puntos:
Neumáticos: comprobar la profundidad del dibujo (1,6 milímetros como mínimo) y la presión de inflado. Si no conoce la presión adecuada, la encontrará en el manual de su vehículo, y en muchas estaciones de servicio en una tabla junto al manómetro. La revisión debe hacerse con los neumáticos en frío.
Frenos: los vehículos actuales cuentan con testigo de desgaste en el salpicadero. Si no, observar el indicador de desgaste en las propias pastillas. Si hay que pisar el pedal del freno hasta el fondo para que el vehículo se detenga o se balancea hacia un lado al frenar con intensidad, consulte con un taller.
Amortiguadores: si notamos que el coche "rebota" tras pasar los baches es posible que estén gastados. Se puede comprobar apoyándonos con fuerza sobre la suspensión del coche en parado, soltando bruscamente y comparando con otro vehículo igual al nuestro.
Dirección: si el volante tiene holgura o la servoasistencia produce ruidos pueden ser síntomas de un mal funcionamiento.
Visibilidad: hay que limpiar los faros, los espejos retrovisores, el parabrisas y la ventanilla trasera. También se debe comprobar el reglaje de los faros. La pared del garaje suele ser un buen testigo para saber si nuestras luces apuntan en la dirección y altura adecuadas.
Comprobar niveles: aceite del motor, refrigerante y líquido de frenos.
Filtros: de aire, aceite y combustible. Revisar especialmente el de aire, ya que en verano hay más polvo y por tanto debe estar en buen estado.
Correas: cada vez son más fiables, pero no está de más comprobar que se encuentren tensas.
Bujías: su duración se estima entre 25.000 y 35.000 kilómetros.
Batería: las modernas no precisan mantenimiento. Si el vehículo ha estado parado mucho tiempo en el garaje, conviene incluirla en la revisión.
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